martes, 9 de enero de 2007

El Estado contra un canal de TV


En Venezuela estamos viviendo una situación única y sin precedentes en la historia de ningún país democrático en nuestro continente.

Desde hace unos meses el presidente Chávez ha estado anunciando la no renovación de la concesión del canal de TV Radio Caracas Televisión. (RCTV). En mayo, según el propio Chávez, se vence el contrato de utilización del espectro radioeléctrico asignado por el Estado. Sin embargo el presidente de RCTV, alega que ese permiso de utilización de la señal del canal 2 tiene una duración hasta por 20 años más.

El presidente Chávez dice que RCTV es “golpista”, que la señal ha estado al servicio de la desestabilización y que él como presidente tiene la potestad de revocar o no renovar la concesión a ese grupo empresarial. Sin embargo la gente y ellos mismos se olvidan que Chávez no es juez para determinar si el canal es o no cual cosa.

Por otra parte y es lo que equivocadamente ha estado manejando la opinión publica, Chávez, personalmente, se atribuye el derecho como Presidente de decidir qué hacer con esa señal. Igualmente se personaliza un enfrentamiento entre Marcel Granier y Chávez y se genera un tu a tu entre dos personas que representan, uno al Estado a través de un gobierno electo por el pueblo (en unas condiciones no muy transparentes) y el presidente de un canal de televisión que representa al poder económico condenado por Chávez y al que éste le atribuye la descomposición social y las políticas anteriores a los 8 años que tiene el Presidente en el poder.

Pero lo mas grave del asunto es que si la opinión pública maneja ese discurso y hace pensar al ciudadano que este es un problema personal entre dos individuos que accidentalmente y perentoriamente ocupan sus respectivos puestos, estamos en una orientación equivocada de lo que realmente sucede.

El problema ampliado es sustentado sobre dos realidades más grandes de lo que en los medios han querido simplificar. Es el Estado en contra de un Medio de Comunicación en este caso una televisora de señal abierta. Es el poder del Estado en contra de un medio de comunicación que está protegido por tratados internacionales, por el mismo código implícito que existe en el respeto de la libertad de expresión.

Es el hecho del ejercicio del poder de un gobierno creyéndose Estado y lo peor un gobierno que considera que será eterno. Es un proyecto hegemónico acabando con el Status Quo de un país. Es un hombre elegido presidente tomándose atribuciones de reyezuelo, de todopoderoso. Es el Estado representado por este presidente desintegrando el libre ejercicio de la comunicación, coartando la libertad de expresión, sembrando la semilla del odio y del peor vicio que puede caer en los medios, la autocensura derivada de la censura de un medio.

Por eso y por más que un medio haya cometido errores, su cierre no puede ser justificado bajo los argumentos que esgrime el gobierno. El discurso de guapetón de barrio, arrogante y aplastante del gobierno, marcará un precedente en el futuro de las comunicaciones del país. Es la eliminación de la disidencia comunicacional. Es el fin de la libertad como la conocemos.

Vendrán nuevas formas de transmitir mensajes, de comunicar y de expresarse. Sin embargo y bajo este régimen se acaba y muere una etapa que ya es y será historia. Triste pero cierto.

1 comentario:

Kareta dijo...

Si hay antecedente, Fujimori hizo lo propio en Perú...