viernes, 1 de enero de 2010

Bienvenido el 2010... ¿por qué celebramos el año nuevo si el tiempo es relativo?















En el mundo en que vivimos el tiempo es verdaderamente lineal y cada vez el ser humano lo hace más lineal para poder "controlar" y convertir en rutina cada uno de los pasos que se dan en la vida. La rutina da estructura, permite aferrarse al tiempo y obliga a vivir en una línea imaginaria de horas, minutos y segundos en las que hay que cumplir con una agenda concebida y creada por la mente.

La mente crea esta agenda que está basada en necesidades básicas de supervivencia y de cotidianidades las cuales hacen la "vida" en la forma como la conocemos. Pero nos preguntamos ¿esa es la vida?. Levantarnos en la mañana desayunar, ir al trabajo o a la escuela, almorzar, ir al gimnasio o a clases de karate o ballet, comer, ir al automercado, cenar, ver televisión, leer, escuchar radio, comer, dormir, ir al baño. Todas estas son cosas que hacemos cotidianamente, pero en realidad son las actividades que escogimos para ser quien somos. Es decir, para el personaje que nosotros nos creamos. El que queremos que la gente vea y reconozca.

Vuelvo al tema del tiempo, menciono la forma como guiamos nuestro día a día. El mundo está regido por el calendario gregoriano desde 1582 después de Cristo. Este calendario fue instaurado por el Papa Gregorio en el Concilio Vaticano de Nisa luego que derogara el Calendario Juliano que mostraba un desfase con las conmemoraciones católicas y la pascua no coincidía año tras año generando un defase hasta de tres días. Este calendario Gregoriano que se utiliza hoy día basa su estructura en el tiempo que da la vuelta la tierra al sol. Esto son 365 días (inexactos). Las explicaciones a esto las pueden buscar en internet, pero el punto es que el calendario está basado en fechas y cálculos dudosos que no coinciden los los ciclos naturales de la naturaleza, lo cual nos obliga a vivir en una estructura que es mental y no natural.

Si lográramos liberarnos de la linealidad del tiempo seríamos mucho más creativos, tendríamos menos expectativas y por lo tanto estaríamos más abiertos a lo que el universo tiene para nosotros. Si pudiéramos dedicar un rato a escuchar nuestra voz interior sin que el tiempo estuviera marcando ese momento obtendríamos mucha más información de la fuente de la que diariamente tenemos y obtenemos.

Por otra parte para mi es importante un año que termina porque es la finalización de un ciclo del cual podemos hacer un balance y nos permite, en nuestra clásica forma de pensar, hacer "borrón y cuenta nueva" como se dice coloquialmente. Pero esto lo dicta mi mente y la mente es la que permite a nuestro ser expresarse. Por eso la reflexión es entender que la mente está al servicio del ser, que tenemos que utilizar el tiempo y los ciclos a nuestra conveniencia y entender que el tiempo es relativo.

Lo relativo del tiempo es clave, porque de esta forma nosotros podremos manejar nuestros ciclos que no estén necesariamente basados en los minutos y las horas. El tiempo de Dios es perfecto y cuando queremos algo y trabajamos por ello quizas no llega cuando queremos sino cuando el tiempo de Dios lo cuadra en la estructura perfecta que tiene para nosotros.

El 2010 lo pensaba de una manera, pero la realidad del tiempo de Dios me obligó a cambiar esa estructura, gracias a él tengo que abrir mi mente y mi corazon y aceptar lo que me mandó como aprendizaje. A vivir el día a día y a armonizar la vida para darle paso a los sueños en el momento perfecto.