jueves, 5 de marzo de 2015
Por qué nos cuesta perdonar...
Voy a empezar contando que de unos días para acá decidí hacer un programa que se llama 100 días de Perdón. Como estoy empezando apenas contaré algunas de las cosas y pensamientos que suceden mientras lo hago.
Son 100 frases que tienen que ser visualizadas y entendidas, una por día, por un período de 100 días. Comenzando con la primera frase entendí algo que parecerá absurdo pero le encontré sentido mientras estaba en silencio, viendo mis pensamientos pasar.
Para perdonar a otros primero hay que perdonarse a uno mismo. Y muchos cuestionarán lo que dice aquí y dirán: pero yo no tengo que nada perdonarme a mi. Si son los otros los que me han hecho algo. En todo caso, yo tendría que perdonarlos. Y esa es una reacción muy típica del ego que lo que busca es siempre defenderse.
Perdonarse a si mismo es el trabajo espiritual más auténtico que puede haber. Es reconocer que no existe la separación y que la separación es sólo una ilusión creada por el ego. Al perdonarse a sí mismo estás automáticamente perdonando a las otras personas con las que pudieras haber tenido conflicto, problema o como lo quieras llamar. ¿Y quieres saber por qué? Porque cuando le das la instrucción a tu alma que te perdone, esta no codifica si eres tu o eres otro, porque en el alma sólo existe la unidad con el todo. Es la totalidad del espíritu en donde suceden todas las conexiones entre las personas y el universo. Es así como al perdonarte a ti mismo(a), sucede un proceso de sanación interna que abarca todo lo que pudiera ser perdonado o necesita ser perdonado.
Como parte de entender porque es tan difícil perdonar, hay que reflexionar sobre cómo el ego bloquea cualquier intención de perdón. El ego como una estructura compleja y dominante siempre basará su defensa sobre su temor más primitivo que es el miedo a la muerte (a desaparecer). Cuando se siente amenazado se prepara como para una guerra y arma su batería de defensas en el paradigma de luchar y/o huir, para no extinguirse. Cuando el ego se configura en esa plataforma, y cree que perdonando o cediendo en posiciones puede ser la muerte, es decir puede ser aniquilado, entonces bloquea las intenciones y te muestra lo peor de tus inseguridades para neutralizar y acabar cualquier intención de perdón.
El miedoso ego buscará en un archivo de tu mente, tus peores expedientes para aterrorizarte: traumas infantiles, memorias en las que te ves humillado(a), avergonzado(a), categorizado(a), rechazado(a); momentos de rabia, de impotencia, y muchos más. Y cuando tu mente ve todo eso dice: ¿Para qué perdonar si aquí el que ha salido siempre jodid… soy yo?. Y así se desvanece la intención del perdón.
Conozco otra técnica para perdonar que me gusta mucho y que es muy fácil de aplicar. Es de origen Hawaiano y su nombre es Hoponopono que en ese idioma significa: causa y perfección. Es simple. En resumen se basa en la intención de pedirle a la “Divinidad que aquello que yace dentro de nosotros, aquello que ha ocasionado una división en nuestros pensamientos, venga a la superficie para ser liberado. Al pedir perdón a la Divinidad por haber hospedado pensamientos que nos han separado de nuestra Unidad con el Espíritu el pensamiento pernicioso y recurrente desaparece.”
Para aplicarlo no necesitas dirigirlo a un problema, sólo la intención es suficiente y se debe decir: “Lo siento… Te amo”. Repetidamente como un mantra o una oración.
Mas información: http://hoponopono.jimdo.com/
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3 comentarios:
Creo que el perdón es un DON y viene solito, uno no puede "decidir" perdonar.
Me ha funcionado algo que puedo definir así:
Se pide con mucha fe, a la divinidad en la que creas, que te otorgue el perdón, y de pronto, te das cuenta que alguien más poderoso que uno, perdonó por ti y te liberó. No fuiste tú.
Lo que si creo importante es NO alimentar lo que te ha herido o la razón por lo que tienes rabia. No debe uno estar pensando constantemente en lo que te dolió sino dejar pasar los pensamientos o cambiarlos por otros y todo fluye... a su tiempo. A veces tarda.
¡Este está mejor! UN TEMAZO
¡Qué te digo un temazo! Un abrazo mi pana.
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